Los defensores y defensoras de los derechos humanos son personas que, a título individual o colectivo, trabajan para hacer realidad los derechos humanos de miles de personas. Esta labor ha sido fundamental para visibilizar situaciones de injusticia social, combatir la impunidad e impulsar los procesos democráticos en todo el mundo.
Valiente es la campaña mundial de Amnistía Internacional para detener la ola de ataques contra quienes defienden los derechos humanos. Los defensores y las defensoras corren un grave peligro en todo el mundo. En 2016 perdieron la vida 281 personas por defender los derechos humanos, de los cuales 217 fueron en las Américas.
Los ataques a activistas de derechos humanos en el mundo alcanzan un punto crítico.
Amnistía Internacional lanza la campaña global, Valiente, con el fin de detener la ola de ataques contra quienes defienden los derechos humanos quienes enfrentan a una agresión sin precedentes a escala global en medio de una retórica de demonización, restricciones a la sociedad civil y un uso generalizado de la vigilancia.
LOS DEFENSORES Y DEFENSORAS DE LOS DERECHOS HUMANOS SUFREN ACOSO, TORTURA, ENCARCELAMIENTO, E INCLUSO SE LOS MATA, SIMPLEMENTE POR DEFENDER NUESTROS DERECHOS.
En todo el mundo, estas personas afrontan niveles inéditos de persecución, intimidación y violencia. Los asesinatos en Brasil, Colombia, Guatemala, Honduras, México y El Salvador son una muestra clara de lo peligroso que es defender los derechos humanos en las Américas.
Las agresiones sin medida, el hostigamiento y la violencia que viven a diario defensores, activistas y organizaciones nace de una criminalización sistemática de gobiernos que, contra todo derecho, no detienen esta persecución.
“La labor de defender los derechos humanos se ha convertido en uno de los mayores peligros para quienes viven en las Américas. Su labor es criminalizada y estigmatizada todos los días.”, dijo Erika Guevara-Rosas, Directora General para las Américas de Amnistía Internacional.
En el documento, “Defensores y defensoras de los derechos humanos bajo amenaza. La reducción del espacio para la sociedad civil”, Amnistía Internacional detalla los peligros sin precedentes que afrontan quienes defienden los derechos humanos.
“Unos líderes autoritarios y resueltos a aniquilar los derechos humanos quieren hacernos creer que son los únicos que buscan lo mejor para nosotros, pero no es así. De hecho, quienes defienden los derechos humanos son los que luchan por nosotros —y se enfrentan a la persecución por atreverse a hacerlo—. Ahora, en 2017, la difícil situación de los defensores y defensoras de los derechos humanos ha llegado a un punto crítico debido a las medidas adoptadas por Estados abusivos”, dijo Salil Shetty.
La combinación de vigilancia masiva, nuevas tecnologías, uso indebido de las leyes y represión de protestas pacíficas ha creado un nivel de peligro sin precedentes para los y las activistas de derechos humanos, advierte el documento.
Entre las nuevas tendencias está el uso generalizado de las nuevas tecnologías y la vigilancia selectiva, incluso a través de Internet, para amenazar y silenciar a los activistas.
El gobierno de Bahréin, por ejemplo, hace un seguimiento a activistas de derechos humanos exiliados utilizando programas espías, y gobiernos de todo el mundo ordenan a las empresas que revelen claves de cifrado y descifren comunicaciones personales en línea sin pensar en las consecuencias. En el Reino Unido, la policía ha puesto a periodistas bajo vigilancia con el fin de identificar sus fuentes.
En lugares como México y Rusia, redes de troles están generando cada vez más campañas de desinformación que se convierten en tendencia y cuyo objetivo es desacreditar y estigmatizar a quienes defienden los derechos humanos, como los periodistas.
En países como Honduras, Guatemala y Perú, la criminalización hacia organizaciones, defensores y activistas que luchan por asuntos de tierra, territorio y medio ambiente se ha intensificado de manera alarmante en los últimos años. La estigmatización de la que son presa las personas que defienden los derechos humanos va del hostigamiento al asesinato.
Estas nuevas tendencias se suman al ya peligroso arsenal de herramientas de supresión, entre ellas los homicidios y las desapariciones forzadas, la represión del derecho a protestar de forma pacífica y el uso indebido de leyes penales, civiles y administrativas para perseguir a los defensores y defensoras de los derechos humanos.
Amnistía Internacional señala que en 2016, a nivel global:
- en al menos 22 países hubo personas a las que mataron por defender pacíficamente los derechos humanos;
- en 63 países los defensores y defensoras fueron objeto de campañas de desprestigio;
- en 68 países los arrestaron o detuvieron solo por su labor pacífica; y
- en 94 países recibieron amenazas o sufrieron agresiones.
¿Vamos a permanecer de brazos cruzados y permitir que quienes están en el poder prosigan sus esfuerzos para eliminar a los defensores y defensoras de los derechos humanos, que suelen ser la última línea de defensa de una sociedad libre y justa? ¿O nos levantaremos y nos interpondremos?”
Amnistía Internacional pide que los países apliquen aquello a lo que se comprometieron cuando las Naciones Unidas aprobaron la Declaración sobre los Defensores de los Derechos Humanos en 1998. La Declaración pide a los Estados que reconozcan el papel importante que desempeñan quienes defienden los derechos humanos y que establezcan medidas eficaces para protegerlos.
Amnistía Internacional seguirá investigando los ataques contra activistas y trabajará codo con codo con comunidades y activistas a escala local para movilizar a las personas para que actúen.
“Desde Frederick Douglass hasta Emily Pankhurst, pasando por Rosa Parks, B. R. Ambedkar, Nelson Mandela y Berta Cáceres, la historia está llena de personas comunes que se negaron a aceptar la situación establecida y dieron la cara por lo que era justo”, dijo Salil Shetty.
“Ese espíritu de valentía sigue vivo hoy en día. Hay muchas personas aquí y ahora, ya sean como Malala Yousafzai, Chelsea Manning o Máxima Acuña que están asumiendo muchos riesgos por nosotros.”
“Sin su valentía, nuestro mundo es menos justo y menos igualitario. Por esta razón pedimos a todos y a todas —no solo a los líderes y lideresas mundiales— que apoyen a quienes defienden los derechos humanos y protejan a los y las valientes.”